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Podéis pasaros por mi otro blog...

domingo, 24 de abril de 2011

Cap 3 - La Montaña de Lava (3/4)



Hola a todos! Mi buena amiga Laura Lozano me ha vuelto a dar un premio xD Esta mujer es un cielo! *-*
El premio se da al blog más "primaveral". Y sí, la verdad es que mis dríades son bastante "primaverales" xDDD
En fin. Ahora, en teoría, debo pasar el premio de seis a nueve blogs. Y como estas reglas me las paso por donde yo os diga (sin ofender) pues voy a nominar a quien me dé la gana (como siempre, vamos. No sé de qué os sorprendéis).

Para empezar, a la misma Laura, porque es un encanto de mujer y me da premios cada dos por tres ^^
También a Eximia, que sigue todas mis entradas, a Fer, que siempre está ahí, a Clary Claire, por sus fantásticas publicaciones, a Albaescritora, que sigue (o eso creo) este blog y el de "Estaré ahí", y por último (pero no por ello menos importante) a Eileen, que se ha
incorporado hace poco a este pequeño rincón de magia, y tiene un blog que de momento arranca bien, aunque no lleva mucho publicado (por lo menos uno de los dos que he visto).

Felicidades a los ganadores. No sé si os avisaré, de forma que así pruebo quién me lee de verdad (MUAHAHAHAHAHAHA). A ver quién se entera de que es premiado sin que se lo diga.
Bye Bye!!



*********************************************************************



Llegamos a la cima. Ante nosotros se erguía el castillo, negro como la noche, amenazador como un gigante a punto de despertar de su letargo… Y aún así, era precioso. Pero, como nada es sencillo en esta vida, entre el castillo y nosotros había un río de lava que borboteaba, como un foso. Y, para cruzar ese foso…

—Un puente —dijo Vale, incapaz de creérselo—. ¿Tenemos que cruzar ese puente desmadejado y roto?

La verdad es que no era el puente que en mejor condiciones había visto en mi vida, no. Era parecido al que había que cruzar para llegar a la Ciudad de Oro, pero en peor estado, y con peores consecuencias si caías…

—Bien, pongámonos a ello —dijo Dravis, animado, frotándose las manos—. Voy yo primero.

Así que, con paso grácil, se acercó al desmadejado puente y, apoyando las manos en las finas cuerdas que había a los lados, comenzó a cruzarlo. El puente se zarandeó un poco y las tablas crujieron, pero no se rompió bajo el peso de Dravis. Siguió avanzando hasta llegar casi al final, y antes de pisar suelo firme de nuevo, se volvió y nos hizo una seña pa

ra que le siguiéramos. Yo suspiré y seguís sus pasos. La verdad es que el puente no parecía resistente, pero tampoco se rompió bajo mi peso. No tropecé, y llegué bastante pronto junto a Dravis. Uno a uno, mis amigos fueron cruzando. Dejaron a Damoc para el final, y cuando él estuvo con nosotros, volvimos la vista hacia el castillo. Era todavía más imponente de cerca; parecía más alto. Enfrente de nosotros se encontraba la puerta de hierro forjado, completamente negra. Era alta, de varios metros de altura, y se camuflaba con las paredes de piedra oscura. Avanzamos con vacilación al principio, pero las chicas y yo comenzamos a andar con soltura poco después. Los chicos nos miraban estupefactos, al percatarse de que nosotras reíamos despreocupadas, incluso cuando estábamos en un castillo desconocido al anochecer, rodeadas de un río de lava. Nos siguieron

sin decir nada, y nosotras seguimos riendo y charlando hasta que entramos al castillo. La puerta estaba entreabierta; dejaba pasar al exterior una finísima línea de luz amarilla de la que antes no nos habíamos dado cuenta. Abrimos la puerta hasta que pudimos pasar por ella con facilidad, y después penetramos en el castillo con los chicos.

La verdad es que el interior del castillo era todavía más impresionante que el exterior. Enfrente de nosotros había una pequeña fuente de lava, que caía a chorros sobre piedra blanca. Porque, a diferencia del exterior, el interior era completamente blanco. A nuestra derecha había una escalera que subía en forma de espiral, por la que, en ese momento, varios pyros subían y bajaban. A la izquierda había una gran puerta de madera, completamente cerrada, por la que no nos atrevimos a entrar.

—¿Nevolly? —oímos una voz proveniente de la escalera. Y a juzgar por la reacción de Nevolly, supusimos que era…

—¡Verline!

Nevolly corrió a su encuentro y se encerró en sus brazos. Yo sonreí mientras apoyaba todo el peso de mi cuerpo en la pierna derecha y me cruzaba de brazos.

—Mira quién ha venido —reconocí otra voz.

Al observar las escaleras descubrí que allí también estaban Cupo, Tesio, Río, y Enthoven. Los tres últimos bajaron por las escaleras, pero Cupo saltó desde donde estaba, que era un piso mas arriba, y aterrizó justo a mi lado. Llegó al suelo flexionando las piernas, y cuando mantuvo el equilibrio, se estiró de nuevo, recobrando toda su altura.

—¿Nunca vas a dejar de hacerte el interesante? —preguntó Verline, todavía con Nevolly en sus brazos. Ella había cerrado los ojos.

—Fanfarrón —intervino Tesio.

—Ojalá te caigas —bromeó Enthoven.

—¿Cómo estáis? —nos preguntó Cupo a mis amigas y a mí (a los hydros no, dudo que pudieran escuchar a la vez que se partían de risa).

—Ah, muy bien, gracias —respondí un poco en general, en nombre de todas.

—Hemos venido a ver si hay fiesta esta noche o no —respondió Vale con una sonrisa.

—Ah, aquí todos los días son fiesta… —dijo Río, sonriendo.

—Vaya, eso tendríamos que hacer en Terramarina —dijo Friné.

—Y en Blodyn —intervinieron Lara y Cira al tiempo.

—Hombre, al final nos cansaríamos un poco —dijo Abby—. Todos los días de fiesta…

—¡Qué nos vamos a cansar! —desmintió Damoc, arrancando una carcajada a todos.

—Bueno, confío en que no habéis cenado —dijo Verline, cambiando el abrazo de Nevolly. En vez de cogerla por la cintura, le pasó un brazo por los hombros, y ella le apoyó la mano en la parte baja de la espalda mientras miraba, ruborizada, a Vale, que no paraba de reírse, y a Cira, que… hacía lo mismo.

—Confías bien —contestó Nevolly. Seguía despierta, a pesar de todo.

—Bueno, venid todos al salón, cenaremos juntos. Nosotros tampoco hemos comido nada desde el mediodía.

Seguimos a los pyros por las escaleras, y en el tercer o cuarto piso (dejé de contar a partir del segundo) nos paramos y fuimos recorriendo pasillos y corredores. Después de mucho marearnos, llegamos delante de una puerta de madera maciza. La traspasamos, y entramos en un comedor gigantesco. Estaba decorado con muchas antorchas colgadas de las paredes, y del centro del techo pendía lo que parecía una gran vela roja. Había tan sólo una mesa redonda, pero tan grande que alrededor tenía unas cincuenta sillas, tal vez más. La mitad de las sillas estaban ocupadas ya, así que nos sentamos en los sitios que quedaban. Después de mucho protestar, gemir, lloriquear, sobornar, pedir, mentir y asegurar, cada uno acabó sentado más o menos donde quería. Yo estaba entre Cu

po (a mi derecha) y Lara (a mi izquierda). Vale, Cira y Nevolly acabaron sentadas juntas, cómo no, y Verline, al lado de está última. Tesio, Río y Enthoven se habían intercalado entre los hydros, y Friné y Abby estaban entre Nicanor y Lara. Todo el mundo parecía la mar de feliz.

—¿Qué hay para cenar? —preguntó Cira.



—Lo que queráis —respondió Tesio.

—El castillo tiene un sistema bastante práctico —intervino Río, para explicar lo que Tesio había dejado a medias—. Uno de los pyros tenemos que poner la contraseña, y a partir de entonces, toda la comida que mencionéis mientras estéis sentados aparecerá delante de vosotros.

—Guay —dijo Dravis, frotándose las manos. Alguno

s rieron.

—¿Cuál es la contraseña? —pregunté yo.

Cupo se limitó a enseñármelo. Con la mano derecha, cerró el puño dejando estirado tan sólo el dedo índice, y sobre la mesa de madera, comenzó a dibujar una forma extraña:

El dibujo se había grabado a fuego en la madera, como si una llama hubiera lamido la mesa. Y tan sólo había pasado el dedo por encima. Es un pyro, concluí.

—Bien, ya podéis pedir —indicó Tesio.

Al instante, todos comenzaron a pedir comida a la vez. Yo, para probar, dije en voz alta:

—¡Frutos azules!

De pronto, una cascada de frutos azulados cayó desde algún punto situado encima de nuestras cabezas. Los frutos se pararon en seco antes de llegar a la mesa, y después cayeron de golpe a la madera. Atrapé uno entre el dedo índice y el dedo gordo de mi mano derecha, y me lo llevé a la boca con lentitud. Era dulce, aunque tenía un matiz un poquito, pero muy poquito, salado. Delicioso. Justo como los frutos dulces de Terramarina recién recogidos. Observé que mis amigos hacían cosas parecidas, aunque a Dravis se le ocurrió pedir los frutos más escasos de Terramarina; los frutos dorados. Yo nunca los había probado, se decía que tenían el sabor más dulce del mundo, y a la vez podían ser sabrosos y salados.

Pedí algunos frutos más, y luego Lara y yo animamos a Dravis para que pidiera carne, a lo que pronto se sumaron Vale, Nevolly, Cira, Friné y Abby. Al final, nuestro amigo cedió y musitó: “¡Carne fresca!”. Instantes después, un pedazo de carne rojiza aterrizó justo delante de él, encima de la mesa.

—Puaj —puso Damoc cara de asco—. ¿Te vas a comer eso?

Dravis no contestó y agarró el filete de carne. Con expresión de repugnancia, le dio un mordisco. Pero no consiguió arrancar un trozo con los dientes, así que tiró con todas sus fuerzas. Al fin, la carne cedió y pudo meterse un trozo a la boca. Lo masticó con lentitud y después lo escupió.

—Es que no lo has cocinado —justificó Cupo, dejando a un lado el filete que se estaba comiendo él—. Trae eso.

Dravis le pasó su trozo de carne a Cupo, que lo agarró con las dos manos unos segundos, hasta que el filete se cubrió de una capa muy fina de color negro.

—Espero que te guste bastante hecho —comentó Cupo mientras le devolvía el filete a mi amigo.

Éste cogió la carne con una expresión extraña en el rostro, y acto seguido le dio un mordisco. Esta vez consiguió arrancar un trozo la primera vez, pero unas motas negras cayeron de la carne hasta la mesa. Dravis volvió a masticar con parsimonia, pero escupió la carne con más rapidez que el otro trozo.

—¡Está quemada! —exclamó, mientras los otros reían.

—No, quemada es esto —respondió Cupo.

Le cogió de nuevo a Dravis su filete, y tras unos segundos en sus manos, comenzó a volverse más y más negro. Pocos segundos después, la carne se fue desmoronando, hasta quedar tan sólo un montoncito de ceniza encima de la mesa, enfrente de Cupo.

—La otra carne se podía comer, apuesto a que ésta no te la tragas —le retó Tesio a Dravis.

—Eso no se lo traga ni tu madre —respondió Dravis, volviendo a masticar frutos dorados, ya con expresión de felicidad.

—Apuesto a que mi madre lo haría.

—¿Lo haría? —se sorprendió Dravis.

—Sí.

—Qué madre más guay. ¿Me la cambias? —pidió, mientras las chicas nos partíamos de risa.

—Eh… em… déjame pensar… no.

—¡Vaya! —se lamentó Dravis—. He estado a esto —acercó su dedo índice a su dedo gordo de la mano derecha, tanto, que casi se tocaban— de tener una madre guay.

—Pero si ya la tienes, Dravis —le dijo Damoc—. ¿Qué madre sería capaz de dejarte ir a la Ciudad de Oro cuando tenías diez años, y casi dejarte ir a la Torre Blanca este año?

—Vaya, ni mi madre —musitó Tesio.

Así pasamos la cena, charlando despreocupadamente y riéndonos de las bromas y tonterías de Dravis, Tesio y Cupo. Cuando estuvimos llenos, abandonamos la mesa y Verline nos llevó de visita por el castillo. Fue en vano, todos aceptamos al final de una hora que sólo los pyros eran capaces de estar allí sin perderse ni una vez. Ese amasijo de pasillos, esa multitud de puertas, no iba conmigo. Pero el castillo era precioso, la verdad es que me gustó bastante. Mientras Verline explicaba cosas, Cupo susurraba bromas, y al estar la que más cerca de él, me reía yo sola. Creo que en más de una ocasión, Nevolly se me quedó mirando. Realmente, al lado de su novio era más atenta de lo que pensaba. Porque seguía abrazada a él.

11 comentarios:

Leanan Sidhe dijo...

me ha gustado muchisimo este capitulo! me encanta como describes las cosas, por una vez pense que el puente se iba a romper xD
me encantaria saber qe viene ahora ^^

pasate x mi blog, a ver si te gusta mi ultimo capitulo =)
http://luzdetinieblas.blogspot.com/

Kirtashalina dijo...

Muchas gracias ^^
Un beso, lo haré :)

Nandfr dijo...

Jeje, gracias por el premio, aunque ya me lo dieron XDD.
Pero da igual doble premio Muahahahaha!

Yo quiero una mesa de esas, así cuando no me guste lo que hay de comer ya podría cambiarlo! XDD

Kirtashalina dijo...

De nada hombre! xD
Jo, y yo...! Aunque lo malo es que engordaría mucho en poco tiempo xDD

Nandfr dijo...

Eso es lo malo U-U.
Da igual unos 6 minutos de ejercicio al día creo que bastaran para "bajar" todo lo comido.
¿No crees? XD
Por cierto ya apareces en la entrada del premio, que llevo unos días de despiste... XP
Besines!

Kirtashalina dijo...

Uy, seis minutos! ¡Seis horas mínimo! xDD
Muchas gracias, eres un cielo *-*

... dijo...

;D ya me he leido el capitulo ( por cierto gracias por el premio ) ;D me encanta la mesa esa ;D y adoro a cupo XD y a dravis que majos ellos ;D tengo ganas de saber que pasara . ;D desde luego cada dia me gusta mas tu forma de escribir y tu historia ;D un beso

Divinum Eximia dijo...

¡Enhorabuena por el premio!

http://prophetiaorbis.blogspot.com/2011/04/7-premio_24.html

Últimamente llego tardito, pero ahí tienes el mismo premio para tí, iba a editarlo y a hacer que fuera para La Dama Lobuna, pero vamos, lo que quieras. Aparte, gracias por dármelo :)

Y sobre la entrada ¿Son cosas mías o hay algunas partes que se separan en mitad de palabras? A lo mejor es mi ordenador que lo hace para joderme ;) No obstante, me ha gustado mucho, y la escena final ha sido muy graciosa y amena, te podías imaginar muy bien la situación.

Espero el siguiente.

Un saludo^^

Kirtashalina dijo...

Alba: Muchas gracias, y de nada ^^
Yo también adoro a Dravis y a Cupo, son de "salaos" xDDD Yo quiero un hermano mayor/amigo así ^^
Gracias :)

Eximia: Gracias guapa!
No te preocupes ^^ Hombre pues sinceramente, es que me da lo mismo uno que otro xDD con tantos premios dados y recibidos me lío mucho...

Y no, no es tu ordenador, es que no sé que le pasa al blog, que hace cosas raras. Tampoco me deja poner palabras en negrita ni en distinto color, así que no sé...

Muchas gracias^^
Besos!

ClaryClaire dijo...

¿Qué decir? Me encanta! pero siempre digo lo mismo, así que en fin, ya sabes, que es genial Di.
Ah por cierto...hay párrafos como cortados es decir que se pasan a la siguiente línea ye so...pero será cosa del ordenador xD.
tek!

Kirtashalina dijo...

Muchas gracias claru ^^
Ya, ya, SI HUBIERAS LEÍDO LOS COMENTARIOS TE HABRÍAS ENTERADO DE QUE EXIMIA SE HA PERCATADO ANTES QUE TÚ, Y EN MI ÚLTIMA DECLARACIÓN HE HECHO NOTAR QUE NO TENÍA NI IDEA DE POR QUÉ OCURRIA, PEDAZO DE SWACHJARSINCFÏEM!

Un beso, mi amorrr (L) xD